lunes, 20 de mayo de 2013

Riesgo de Liquidez


Riesgo de Liquidez
El riesgo de liquidez puede definirse como la pérdida potencial ocasionada por eventos que afecten a la capacidad de disponer de recursos para enfrentar sus obligaciones pasivas, ya sea por imposibilidad de vender activos, por reducción inesperada de pasivos comerciales o por ver cerradas sus fuentes habituales de financiación.
El riesgo de liquidez pude considerarse como el agregado de tres componentes


  • Riesgo de fondos: que considera la posibilidad de una que una entidad no pueda cumplir en la forma pactada sus obligaciones de pago debido al desajuste entre los flujos de fondos activos y pasivos.
  • Riesgo contingente: que es el riesgo de que eventos futuros puedan requerir  un volumen de liquidez superior a la prevista
    • Riesgo de que ciertos flujos de caja tengan un vencimiento y/o una cuantía diferentes a los previstos contractualmente.
    • Riesgo de que los clientes hagan uso de las opciones implícitas de muchas de las operaciones bancarias típicas: cancelaciones anticipadas, renovaciones, etc

    • Riesgo de mercado: que mide la capacidad de una entidad para generar o deshacer posiciones sin incurrir en pérdidas inaceptables.
El riesgo de fondos, junto con el riesgo de tipos de interés y de tipos de cambio, es considerado uno de los tres riesgos bancarios estructurales.



La identificación del riesgo de liquidez
Los bancos tienen una estructura de pasivo con una proporción de fondos propios mucho menor que el resto de empresas.
La mayor parte del pasivo bancario está en forma de depósitos totalmente líquidos para sus titulares, mientras que los activos están materializados en préstamos con distintos plazos de vencimiento. Los bancos mantienen como reserva solo una pequeña parte de los depósitos.
Por tanto, la falta de liquidez, que impida en un momento determinado realizar los pagos comprometidos, es un riesgo inherente al negocio bancario y que siempre se ha tenido en cuenta en la gestión de las entidades de crédito.
La liquidez puede entenderse como la capacidad de atender las disminuciones de pasivo y los incrementos del activo.
Un banco tiene una adecuada liquidez cuando puede obtener fondos suficientes, ya sea incrementando los pasivos o transformando sus activos, rápidamente y a un coste razonable. La liquidez es esencial para todos los bancos para atender las fluctuaciones del balance, esperadas e imprevistas, y proporciona fondos para crecer.


Precio de la Liquidez
Teniendo en cuenta que la liquidez exige tomar posiciones en instrumentos a corto plazo y de alta calidad crediticia, el precio de la liquidez es la renuncia al mayor ingreso que se obtendría invirtiendo a plazos más largos y/o en activos de menor calificación.
Si la liquidez necesaria no se consigue realizando las posiciones en activos líquidos, el banco se vería forzado a reestructurar o adquirir pasivos adicionales en condiciones de mercado desfavorables.
Por ello, también el precio de la liquidez es una función de las condiciones del mercado y de la percepción por el mercado del riesgo de interés y de crédito reflejados en las operaciones de balance y de fuera de balance de la entidad.

Medida de la liquidez


  • Al tratar de la liquidez, se suele considerar el corto plazo hasta los tres meses, coincidiendo con el plazo máximo habitual que se contrata en los mercados monetarios y, por tanto, con el máximo plazo que controla el departamento de Tesorería, que es siempre el gestor último de la liquidez.
  • El medio plazo se suele considerar hasta un año, excepcionalmente, hasta 18 meses.

La medida de la liquidez no es más que la expresión del descuadre entre los activos y pasivos, ya sea en términos absolutos o relativos.
La sofisticación de los análisis de liquidez está en los modelos predictivos de comportamiento de los activos, pasivos y operaciones fuera de balance  y de la evolución dinámica de las masas de balance de la entidad.

Los métodos de valoración del riesgo de liquidez
Para determinar si la posición de liquidez del banco es adecuada deberán analizarse los siguientes ítems:


  • Necesidades históricas de recursos
  • Posición de liquidez actual.
  • Necesidades futuras de fondos previstas
  • Fuentes de recursos
  • Opciones para reducir las necesidades de recursos o conseguir recursos adicionales.
  • Calidad, presente y prevista, de los activos.
  • Capacidad, actual y futura, de generar beneficios.
  • Posición de capital actual y previsto

Para comparar  los flujos de caja derivados de las posiciones activas, pasivas y fuera de balance de la entidad, se utiliza una escala donde se sitúan los correspondientes vencimientos agrupados en determinados períodos de tiempo.
El análisis de las necesidades futuras de fondos parte de la construcción de la escala de vencimientos y en cálculo del desfase o gap  (superávit o déficit) de fondos para los períodos considerados y el importe acumulado a lo largo de un período de tiempo.

Medición Estática
La medición estática del riesgo de liquidez parte de proyectar los flujos, pasivos y activos para un periodo de tiempo, bajo un escenario predeterminado.
Para los flujos contractuales la estimación es directa. Para el caso de flujos inciertos, es necesario recurrir a hipótesis de comportamiento.
Esto permite proyectar en el tiempo tanto los flujos activos como los pasivos  y determinar los importes  de superávit o déficit.
Con esta información es posible construir diversas medidas que sirven para controlar los niveles de liquidez mínimos requeridos



Gap de liquidez acumulado
Una vez calculado el gap de liquidez de cada periodo, se puede estimar el llamado gap de liquidez acumulado, para lo que se suman los gaps de los periodos comprendidos dentro de cierto período de tiempo. La expresión que permitiría su cálculo es:




Gap de Liquidez Acumulado
El gap de liquidez acumulado proporciona información sobre los requerimientos (gap negativo) o excesos (gap positivo) de liquidez en el periodo.
La posibilidad de un gap acumulado positivo también es importante. Un exceso innecesario de liquidez puede tener un impacto negativo en la rentabilidad de la gestión del balance. Sin embargo, en el contexto de una función de gestión de riesgo, el objetivo es establecer niveles mínimos de liquidez que permitan minimizar la posibilidad de que la institución financiera incumpla con sus compromisos pasivos. Esto lleva al establecimiento de límites operativos o  ratios de liquidez.

Límites
Existen muchos límites internos utilizables por las entidades, en función del modelo de gestión de liquidez implantado: por plazos, por divisas, máximo porcentaje de financiación por contraparte, desfases (gaps) en la escalera de vencimientos, máxima posición en el interbancario, etc.
Sean cuales sean los utilizados, los límites cuantitativos al riesgo de liquidez deben referirse, como mínimo:
a)    la máxima apelación al mercado interbancario en divisas convertibles;
b)    el máximo desfase de liquidez acumulada en cada plazo del análisis; y
c)    máxima apelación a los mercados mayoristas de las diferentes clases de activos.

Medición Dinámica
A diferencia de la medición estática, parte de considerar diversos escenarios futuros para la evolución de los flujos de efectivo netos.
Implica modernizar la porción incierta de los flujos futuros.
Las fluctuaciones en los flujos se pueden deber, entre otras causas, a:


  •  Pagos contingentes por posiciones en derivados financieros.
  • Encarecimiento o cierre de fuentes de financiación.
  • Suspensiones de pagos en las posiciones activas.
  • Cancelaciones anticipadas.
El tratamiento dinámico del riesgo de liquidez implica desarrollar modelos probabilísticos y de comportamiento para las variables de mercado y líneas de balance.
Al elaborar todas las previsiones de liquidez hay que tener en cuenta las tendencias macroeconómicas, de los mercados y de los tipos de interés, por su incidencia en la evolución de los activos y pasivos, así como en la de los pasivos contingentes y productos derivados.   
A partir de los modelos es posible generar múltiples escenarios futuros para la distribución de los flujos activos y pasivos.
Según los escenarios considerados, será diferente la volatilidad de ciertas partidas del activo y el pasivo, especialmente las que no tienen un vencimiento determinado, como las cuentas corrientes, los disponibles en cuentas de crédito y otros pasivos contingentes, como los avales.

Gestión del riego de liquidez
La gestión de la liquidez supone estimar las necesidades de liquidez, para alcanzar los objetivos previstos, y atenderlas de la forma menos costosa posible.
Los bancos pueden obtener liquidez por ambos lados del balance así como de actividades fuera de balance.

Liquidez de los activos
Generalmente los bancos mantienen algunos activos líquidos para complementar la liquidez de los depósitos y otros pasivos. Esos activos pueden ser rápida y fácilmente convertibles en efectivo a un coste razonable, o tienen un plazo de vencimiento anterior a las necesidades de liquidez previstas.
Los activos líquidos incluyen aquellos que pueden ser pignorados o utilizados en repos y, aunque los gestores esperan conseguir también un ingreso por intereses en estos activos, su objetivo básico es procurar liquidez.
Los activos del mercado monetario son generalmente los activos más líquidos.
La cartera de inversión puede proporcionar liquidez por tres vías:
1.    El vencimiento de los activos;
2.    la venta de los activos para conseguir efectivo; y
3.    la utilización de los activos “libres” como colateral en un repo o en un préstamo.
Los activos de caja tales como efectivo, cuentas mutuas, y saldo en la cuenta del Banco de Guatemala son generalmente activos no liquidos en una entidad en funcionamiento.
Esos activos son necesarios para atender el negocio diario, así, si esos fondos se utilizan deberán reponerse antes de acometer más actividades



Liquidez de los pasivos
Los grandes bancos generalmente tienen un fácil acceso a los mercados monetarios y usualmente encuentran que tales prestamistas resultan una vía más económica para resolver a corto plazo las demandas inesperadas de préstamos o las retiradas de fondos.
El acceso a los mercados mayoristas puede proporcionar fondos rápidamente y en  cuantías elevadas frente a los resultados mucho más lentos derivados de un incremento de los depósitos de clientes.  Sin embargo,  los bancos más pequeños no suelen tener la misma facilidad para resolver estas situaciones recurriendo a los mercados monetarios.
La gestión de pasivos no está exenta de riesgos. Los cambios en las condiciones de los mercados pueden hacer difícil que el banco consiga recursos para gestionar su estructura de pasivo.

Fuentes de Recursos
Las fuentes de recursos se caracterizan generalmente como mayoristas y minoristas.
Los bancos distinguen entre ambas fuentes dado que tienen diferente sensibilidad al riesgo de crédito y al riesgo de interés y reaccionan de forma distinta a los cambios en las condiciones económicas y financieras de la entidad.

  •      Los depósitos minoristas, son los que el banco recibe del público en general, economías domésticas y pequeñas empresas. Son la principal fuente de financiación y, para muchos bancos, continúan siendo a fuente relativamente estable de fondos.
  •       Los depósitos minoristas, se benefician de la  existencia de un fondo de garantía y los clientes suelen valorar la relación personal con la entidad.
  •     Sin embargo, la determinación de la sensibilidad de los depósitos minoristas no resulta sencilla. El tamaño del depósito; el origen, oficina o Internet; la personalidad del titular, etc. son aspectos que deben considerarse para determinarla.
Los depósitos mayoristas, provienen de grandes empresas, otras instituciones financieras, administraciones públicas, etc. Estos fondos resultan muy sensibles al riesgo de crédito y al riesgo de interés y suponen una importante fuente de riesgo de liquidez para el banco
    
   Teniendo en cuenta estos aspectos, los gestores, además de intentar conseguir una adecuada estructura de recursos, deben considerar cuidadosamente las posibles concentraciones de fondos.

Se considera que existe una “concentración” cuando una decisión individual, o un único factor, puede provocar una considerable retirada de fondos.
No existe un tamaño determinado para considerar que existe “concentración”, ésta depende del banco y de su estructura de balance. El importe de la misma será aquel que si se retirase solo, o acompañado de unas pocas cuentas grandes más, podrían originar un cambio significativo en la estrategia diaria.

Titularización de activos
La titularización ha incrementado las fuentes de recursos para las entidades y la presencia de las mismas en los mercados. Sin embargo, la dependencia excesiva de un único vehículo puede incrementar el riesgo de liquidez.
Los bancos que originan activos específicamente para su titularización pueden depender excesivamente de que el mercado esté en condiciones de absorber las nuevas emisiones de bonos de titularización. Esta estrategia puede causar dificultades si las circunstancias del mercado, o las específicas del banco, le obligan a mantener los activos en su cartera.
Otras operaciones fuera de balance
Además de la titularización, otras actividades fuera de balance se han incrementado considerablemente en los últimos años. Esas actividades, que pueden tener una gran importancia en el análisis y la gestión de la liquidez, pueden suministrar o drenar liquidez dependiendo del tipo de operación y de la evolución de los tipos de interés.
Así, por ejemplo, un banco que suscribe un swap como pagador variable y que recibe, en el momento inicial, un pago como resultado de la diferencia entre el tipo fijo y el variable. Si los tipos de interés se incrementan podría resultar que el pago variable fuese superior al fijo y la operación que comenzó como un ingreso se convierta en una obligación de pago.
Además de gestionar la liquidez en situaciones normales, las entidades deben estar preparadas para afrontar eventuales crisis, tanto propias como de los mercados. La forma de hacerlo es diseñar distintos escenarios de crisis, estimar como repercutiría en la entidad cada uno y, en función de ello, preparar los correspondientes planes de contingencia, tendentes a garantizar la continuidad de la entidad, incurriendo en los menores costes posibles.
Escenarios

  •    Aunque teóricamente la variedad de escenarios de crisis es ilimitada, las entidades suelen centrarse en los escenarios que recogen las circunstancias individuales a las que resultan más sensibles, tanto si son internas (fraudes, errores de gestión, perdida de reputación, fallos informáticos, etc.) como externas (guerras, catástrofes naturales, problemas en un país o área geográfica en la que posean filiales, cambios normativos, etc.).


Repercusiones
Además del grado de exposición de cada entidad a las causas que definen cada escenario, será necesario formular hipótesis sobre la duración de la crisis, su intensidad, su generalidad, etc.
El paso siguiente consistirá en estimar como pueden verse afectadas las variables más significativas.
Horizonte de supervivencia
Especialmente para los escenarios de crisis severas, se debe establecer el número de días de supervivencia que se pretende garantizar. Habitualmente se considera que el horizonte mínimo necesario es de 20-30 días.
Planes de contingencia
Tras establecer los diferentes escenarios de crisis y el horizonte de supervivencia que se quiere garantizar, las entidades deben prever cómo obtener la liquidez necesaria en dichas condiciones diseñando procedimientos que garanticen suficiente liquidez con los menores costes posibles. Los diferentes planes de contingencia se deben activar cuando se produzcan los eventos que prefiguran cada escenario de crisis.
Como ejemplo de indicadores internos pueden relacionarse los siguientes

  • Una tendencia negativa o un incremento significativo del riesgo en algún área o línea de producto
  • Concentración en activos o en pasivos.
  • Un descenso de los indicadores de la calidad de los activos.
  • Un descenso en los niveles de ingresos o en los ingresos previstos.
  • Un rápido crecimiento financiado con pasivos volátiles.

Analistas profesionales u otros participantes en el mercado pueden también formular opiniones sobre la calidad crediticia del banco. Ejemplos de esas evaluaciones por terceros pueden ser:
n  Existen rumores en el mercado que consideran el banco como preocupante.

  •     Descensos en la calificación crediticia de las agencias de rating.
  •     Movimientos especulativos a la baja en el mercado secundario de acciones de la entidad puede indicar un descenso del valor.
A la hora de plantearse la gestión del riesgo de liquidez, como de cualquier otro riesgo, tanto por las entidades de crédito como por las autoridades supervisoras debe analizarse como el grado de exposición a otros tipos de riesgos puede afectar a la liquidez.
Así, el riesgo de reputación, es decir la posibilidad de que se produzca una opinión negativa sobre la entidad, cualquiera que sea su causa, puede inducir a los depositantes, así como a otros proveedores de fondos, e inversores a buscar una mayor compensación, tal como mayores tipos o apoyos crediticios adicionales, para mantener depósitos, o llevar a cabo otro tipo de operaciones, con la entidad. Si la situación se mantiene, las retiradas de fondos podrían debilitar la posición de la entidad.
Igualmente, un banco con un nivel elevado de riesgo de crédito, debido a concentración de riesgo o por la adopción de compromisos en líneas de negocio no experimentadas, puede incrementar su riesgo de liquidez. Los recursos más sensibles al riesgo de crédito pueden considerar que la mayor exposición de la entidad al riesgo de crédito podría producir problemas y disminuir los resultados y la capacidad del banco para atender a sus obligaciones podría verse eventualmente comprometida.
Si el riesgo de crédito es elevado, el banco puede tener que pagar una prima para conseguir fondos y atraer a los depositantes. Si el riesgo de crédito llega a afectar a la viabilidad del banco, podría no encontrarse recursos a ningún precio. De hecho, muchas de las grandes quiebras bancarias han sido el resultado de una combinación de un fuerte deterioro de los activos y la liquidez.


 Lineamientos para la estimación de la Liquidez en Riesgo
Según el Oficio No. 5739-2009 de fecha 30 de diciembre de 2009 enviado por la Superintendencia de Bancos de Guatemala a Bancos, Sociedades Financieras y Entidades Fuera de Plaza estimula los siguientes lineamientos para la estimación del Riesgo de Liquidez

1.    Bandas de Tiempo
Con base en los criterios establecidos en el presente apartado se clasificarán los saldos de las cuentas del balance a la fecha de evaluación, tanto en moneda nacional como en moneda extranjera, en las bandas de tiempo expresadas en días calendario:

 Banda 1
=
de
1
a
7
días
Banda 2
=
de
8
a
15
días
Banda 3
=
de
16
a
30
días
Banda 4
=
de
31
a
60
días
Banda 5
=
de
61
a
90
días
Banda 6
=
de
91
a
180
días
Banda 7
=
de
181
a
365
días
Banda 8
=
más de
        365
 días






 Para la clasificación anterior, las entidades deberán tomar en cuenta los criterios siguientes:

 Activos


a.     El efectivo en caja y los depósitos de inmediata exigibilidad en entidades bancarias incluyendo al banco central, se clasificarán en la primera banda de tiempo.

b.    Los cheques a compensar se clasificarán en la primera banda de tiempo.

c.    Las inversiones en títulos-valores para negociación y para la venta podrán clasificarse a partir de la primera banda de tiempo, conforme el propósito de las mismas y el plan de negociación o venta que defina la institución.

d.    Los giros sobre el exterior se clasificarán en la tercera banda de tiempo.

e.    Las cuotas en mora de capital, intereses, comisiones u otros recargos de créditos vigentes, deberán clasificarse en la quinta banda de tiempo y el saldo restante de dichos activos crediticios deberá mantenerse en las bandas de tiempo que correspondan a los vencimientos contractuales.

f.     La cartera de créditos vencida deberá clasificarse en la octava banda de tiempo.

g.    Los activos extraordinarios se clasificarán en la octava banda de tiempo.

h.    Los activos que no tengan una fecha cierta de vencimiento deberán clasificarse en la octava banda de tiempo.

i.      Los activos con fecha de vencimiento contractual se clasificarán en las bandas de tiempo según las fechas en que se esperan recibir los flujos de efectivo conforme a las condiciones pactadas.

j.      Los productos financieros por cobrar deberán clasificarse en la banda de tiempo que corresponda a la fecha en que se estime que se realizará su cobro.

k.    Los activos que pertenecen a fondos de amortización y a fondos especiales se clasificarán en la banda de tiempo que corresponda a los pagos de las obligaciones que se encuentren cubriendo.

l.      Las operaciones de reporto, como reportador, se clasificarán en las bandas de tiempo según la fecha en que se reciba el efectivo conforme a las condiciones pactadas.

m.   Todo activo que presente gravámenes, pignoraciones o limitaciones que afecten su liquidez se deberá clasificar en la octava banda de tiempo.

n.    Los activos se clasificarán netos de sus cuentas regularizadoras.


Pasivos y Otras Cuentas Acreedoras

o.    Los pasivos con fecha de vencimiento contractual se clasificarán en las bandas de tiempo según la fecha en que deban hacerse los desembolsos de efectivo conforme a las condiciones pactadas.

p.    Los depósitos que no tengan una fecha cierta de vencimiento, tales como los depósitos a la vista y de ahorro, así como las obligaciones financieras con garantía de recompra y/o desinversión anticipada, se clasificarán con base en la determinación de los retiros o desinversiones máximos probables, así como de la porción que tiene carácter permanente o estable, conforme la metodología presentada en el apartado 2 de este oficio.

q.    Los gastos financieros por pagar deberán clasificarse en la banda de tiempo que corresponda a la fecha en que se estime que se realizarán los desembolsos.

r.     r. Las provisiones laborales se clasificarán en la banda de tiempo que corresponda o en la que se estime que se efectuará el desembolso.

s.    s. Los otros pasivos que no tengan una fecha cierta de vencimiento deberán clasificarse de conformidad con las fechas en que se estime se efectuarán los desembolsos.

t.      t. Las otras cuentas acreedoras deberán clasificarse en la octava banda de tiempo.


Capital Contable
u.    El capital pagado se deberá clasificar en la octava banda de tiempo. Las obligaciones subordinadas, los resultados de ejercicios anteriores, y las demás cuentas de capital deberán clasificarse de conformidad con las fechas en que esté previsto el desembolso.

Contingencias y Compromisos
v.    Las contingencias y compromisos deberán clasificarse de conformidad con las fechas en que se estime se efectuarán los desembolsos.

w.   Las operaciones de reporto, como reportado, se clasificarán en las bandas de tiempo según la fecha en que deban hacerse los desembolsos de efectivo conforme a las condiciones pactadas.


2.    Determinación de los máximos retiros o desinversiones probables (MRDP)

Para determinar los máximos retiros o desinversiones probables de los depósitos sin fecha cierta de vencimiento, así como de las obligaciones financieras con garantía de recompra y/o desinversión anticipada, tanto en moneda nacional como extranjera, que se clasificarán en las primeras tres bandas, se aplicarán las fórmulas siguientes:



En donde:

MRDPk
=
Máximos retiros o desinversiones probables de los depósitos y obligaciones financieras a ocurrir en la banda k.

k
=
Banda de tiempo; k = 1, 2, 3 para las bandas de 1 a 7 días, de 8 a 15 días y de 16 a 30 días, respectivamente.

TCDt
=
Sumatoria de saldos de las cuentas de depósito sin fecha cierta de vencimiento, así como las obligaciones financieras con garantía de recompra y/o desinversión anticipada, al día t, ya sea en moneda nacional o en moneda extranjera, según los balances de saldos.


2.33
=
Factor para calcular un nivel de confianza de 99%.

σ
=
Desviación estándar del logaritmo natural (ln) de las variaciones relativas diarias de la sumatoria de saldos [ln (TCDt / TCDt-1)] de un total de observaciones diarias de una serie de 365 días (el subíndice t oscilará entre 2 y 365).

Por ejemplo, para la evaluación al 31 de agosto de 2009 (TCD365), el día más lejano a considerar sería el 1 de septiembre de 2008 (TCD1) para disponer de los 365 días indicados.


Los depósitos y las obligaciones financieras a que se refiere este apartado, no considerados en las tres bandas anteriores, se tomarán como captaciones estables, por lo que se clasificarán en la octava banda de tiempo. Estos, tanto en moneda nacional como en moneda extranjera, se determinarán mediante la fórmula siguiente:



Los cálculos anteriores deberán efectuarse de forma separada para los montos en moneda nacional y en moneda extranjera.


3. Establecimiento de la brecha de liquidez (BL) y brecha de liquidez acumulada (BLA), por banda de tiempo

La brecha de liquidez será igual a la diferencia entre los activos y los pasivos, otras cuentas acreedoras, capital contable, contingencias y compromisos, tanto en moneda nacional como en moneda extranjera, en cada banda de tiempo. Para determinar la brecha de liquidez se aplicará la fórmula siguiente:

BLk = ACTk – (PASk + OCAk + CAPk + CyCk)

En donde: BLk
=
Brecha de liquidez (exceso o deficiencia de liquidez) para la banda k.

ACTk
=
Sumatoria de activos clasificados en la banda k.

PASk
=
Sumatoria de pasivos clasificados en la banda k.

OCAk
=
Sumatoria de otras cuentas acreedoras clasificadas en la banda k.
CAPk
=
Sumatoria del capital contable clasificado en la banda k.
CyCk
=
Sumatoria de contingencias y compromisos clasificados en la banda k.
k
=
k – ésima banda de tiempo; k = 1, 2, 3, ... , 8.

Asimismo, se deberá calcular la brecha de liquidez acumulada para cada banda de tiempo, la cual será igual a la suma de la brecha de liquidez de la respectiva banda más la brecha de liquidez acumulada obtenida en la banda de tiempo anterior, aplicando la fórmula siguiente:

BLAk = BLk + BLAk-1

En donde: BLAk
=
Brecha de liquidez acumulada (exceso o deficiencia de liquidez acumulada) hasta la banda k.


4. Liquidez en riesgo (LeR)

La liquidez en riesgo es el déficit de los activos líquidos disponibles para cubrir la brecha de liquidez acumulada negativa determinada en alguna de las primeras cinco bandas de tiempo. Para estos efectos, dicha liquidez en riesgo será la diferencia entre los activos líquidos clasificados en las bandas de tiempo posteriores a la banda en la cual se determinó la deficiencia y el valor absoluto de la brecha de liquidez acumulada negativa.

Si BLAk < 0, se deberá calcular la liquidez en riesgo de la manera siguiente:

LeRk = AL - |BLAk|
En donde: LeRk
=
Liquidez en riesgo para la banda k (siempre que los activos líquidos sean menores que la brecha de liquidez acumulada negativa).

AL
=
Activos líquidos clasificados en las bandas de tiempo posteriores a la banda en la cual se determinó la brecha de liquidez acumulada negativa. Estos activos están conformados por los depósitos en bancos del país y del exterior, así como por las inversiones en títulos-valores, excluyendo inversiones permanentes, siempre que no presenten gravámenes, pignoraciones o limitaciones que afecten su liquidez.

|BLAk|
=
Valor absoluto de la brecha de liquidez acumulada negativa para la banda k.

k
=
k – ésima banda de tiempo, k = 1, ... ,5.


5. Pruebas de tensión

Los resultados de las pruebas de tensión a que se refiere el artículo 8 del Reglamento para la Administración del Riesgo de Liquidez, deberán remitirse con referencia a los meses de marzo, junio, septiembre y diciembre, de cada año. Asimismo, deberán adjuntarse los supuestos utilizados en el escenario de tensión moderada y en el escenario de tensión severa, incluyendo las respectivas justificaciones consideradas para utilizar dichos supuestos.